17 julio 2006

Daniela

Nuestra... eso es. De su madre y mía. Y será quien nos ilumine el presente, que a veces nos queda muy lejano.

Y como si fuera mi última palabra, se me llenará el alma al pronunciar su nombre, porque creeré que estoy llevando a cabo un conjuro... porque creeré que estoy salvando a la humanidad con ese hechizo.

Ahora me basta con la mirada de su madre, que llena mis ojos de alegría cada día. Su sonrisa eterna y cautivadora, que salpica de vida a todo su alrededor. Ahora me quedo con eso y con lo que a escondidas le puedo robar, sin que se dé cuenta: una caricia a su barriga, una respiración profunda con los ojos cerrados, una mirada perdida sonriente, como si adivinara el futuro...

Y es entonces cuando te preguntas: ¿cuánto de magia puede caber en un nombre... al pronunciarlo... al escribirlo... al escucharlo?

Lo voy a hacer otra vez, voy a volver a salvar a la humanidad.

Preparaos: un, dos, tres y...

Daniela.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Enhorabuena papis por esa pedazo de niña que vais a tener!! Me encanta el nombre.
Besitos a los dos.

Cris.

Anónimo dijo...

Precioso post. Le entran ganas a una de animarse... qué bonito.

Guarda esto; se lo podrás enseñar a Daniela cuando sea adolescente y sienta que nadie la quiere.

Anónimo dijo...

¿Os gusta el nombre? Deciros...¡¡¡qué esta experiencia es maravillosa!!! ánimo a todas...y acompañada de un papá así, se convierte en indescriptible. Todo ternura. Te quiero, vida!!!

Mamá:)

Anónimo dijo...

eso es oscar, asi me gusta, una niña, no podias haber apuntado un poquito mejor, me cago en la ostia, bueno, solo te quedan 10 años o asi, para que te empiece a dar disgustos, jajajajajaj, con quien se habra ido, con quien volvera, vendra ella sola o traera algo consigo, ahiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Anónimo dijo...

Yo ya sabía que eras especial y me conmueve tanto como el que dedicaste a la abuela. Leyendo sentimientos tan dorse como éstos, hacen que a una se le ponga los pelos de punta y vuelva en el tiempo a recordar y, que a pesar de los pesares, merece la pena. Bienvenida a casa DANIELA, te estamos esperando.