13 enero 2008

Pasito, pasito, pasito...

Hoy, a pesar de que el día no ha comenzado muy bien, Daniela nos ha ofrecido hace un ratito una de sus perlas que hace que recuerdes la verdadera importancia de las cosas.

Vicky y yo estamos viendo que le está costando un poquito "soltarse" a andar, para moverse pide que le des el dedo y así ella se va moviendo a su antojo. Pero hoy, al llegar de dar una vuelta, le hemos dicho que íbamos a andar y hemos puesto en marcha el proyecto "¡suelta el dedo, niña!".

Nos hemos puesto en la alfombra, hemos despejado el camino de juguetes boicoteadores y Vicky se ha puesto en un extremo y yo en otro. Y así, con un poquito de constancia (bueno, pesadez, vaaaaale), Daniela se ha prestado al juego de pasarnos juguetes entre Vicky y yo, y ella ir a recogerlos en los brazos de quien los tenía. Ella solita. Sin ayuda.

"Un paso, otro, otro... venga, venga... otro... venga... ooootro... ¡Bieeeeeeen!"

Daniela se lo ha pasado pipa, y Vicky y yo hemos disfrutado de lo lindo. Ahora se abren nuevos horizontes para nuestra "enana". Y nosotros mejoraremos nuestros reflejos.

Váis a ver con que sonrisa de tontos se van hoy a la cama estos padres primerizos.

05 enero 2008

Antonia

- Ahora estamos solos, Antonia. Debes venir conmigo - dijo Antonio.
- ¿Ahora?
- Ahora. Créeme, es el mejor momento. Todos están avisados. De una manera u otra ya lo saben. - dijo Antonio con una sonrisa y acariciándole la cara.
- Pero... si es año nuevo. ¿No es una fecha algo,... no sé, algo "rara"?
- Ja, ja, ja. - rió Antonio como en él era habitual, apoyado en sus muletas y con la mandíbula hacia arriba - ¿Y no se te ocurre mejor forma de empezar el año?... Ja, ja, ja... ¡Qué mujer! ¡Esto no tiene fecha, Antonia!
- Entonces,... ¿ya?
- Ya.

Antonia miró a su alrededor y suspiró mientas hacía una discreta encogida de hombros.
- ¿Has visto que día más bonito? Está aquí tu bisnieta. - dijo con un brillo en los ojos mirando a su marido
- Es una preciosidad. Todos los días la veo. - le dio un beso en la frente y la miró a los ojos - ¿Estás lista?
- Ay, Antonio, ¿y yo qué sé?...
- No va a ser nada, en serio.
- ¿Y así voy a ir?
- Antonia, allí no hace falta nada de lo que hay aquí. Vámonos. - Agarró con fuerza la mano de su esposa, la miró a los ojos y sonrió transmitiéndole toda la serenidad del mundo.
- Vámonos. - dijo ella, devolviéndole la sonrisa.
...
...
...
...
...
- ¿Sabes, Antonio? - comentaba mientras veía cómo se alejaba de su pueblo.
- ¿Qué?
- ¡Hay una de picón en la leñera...!
- ¡Ja, ja, ja...! - reía Antonio - ya ví, ya.
- El hombre del picón, que era un granuja, me decía: "Venga, mujer, si esto no pide pan". Y a ver... pues como no come pan... - y mientras terminaba de decir la frase, se tapaba la boca y reía, - a ver qué hacen ahí abajo con tanto picón.
...
...
...
...
...
...
...
- Antonio. ¿Y qué vamos a hacer mañana?
Y guiñándole un ojo, Antonio, su marido, dijo: - Mañana, como siempre hemos hecho, al mediodía, yo seré quien te sirva el vinito. Que ya tenía ganas de ponértelo yo, Antonia.