01 febrero 2009

La máquina de hacer viento

La máquina de hacer viento sirve para eliminar el exceso de humedad de la cabeza de Daniela.

Un secador, vamos.

El motivo de llamarlo así es para captar la atención de Daniela y que se preste al juego. Más que nada, porque a ella ese tipo de sonidos le asustan. Y como le han dado miedo siempre, hemos tenido que secarle el pelo con la toalla mediante el juego del escondite.

- ¿Dónde está Daniela, dónde está Daniela? - mientras le frotábamos el pelo para secárselo.
- ¡¡Aquíiiiii!! - y así hasta que conseguímos secársela.

La otra noche se me ocurrió invocar a "la máquina de hacer viento" y ella toda ilusionada afirmó... quería ver qué era eso.

Bajamos al cuarto de baño cantando: "la máquina de hacer viento, la máquina de hacer viento, sí, sí". Al llegar a nuestro destino, Vicky la sentó en su regazo y empezamos el juego. Que si te peino, que si ahora a mamá, que si te pinto los labios, que si ahora a papá, que si ahora te pinto los ojos, que qué guay es la máquina de viento. Y máquina de viento para arriba y máquina de viento para abajo, terminamos de secarle el pelo, aunque a ella le hacía gracia a medias.

Al terminar todo el teatro, y mientras Vicky terminaba de hacerle la cena, me dispuse a guardar la máquina de hacer viento al tiempo que ella seguía todos mis movimientos.

- ¿Te ha gustado la maquina de hacer viento, hija?
- Sí, papá - respondió mientras asentía repetidas veces.
- Qué guay la máquina de hacer viento, ¿eh?.
Y ella, con su cara de ilusión, me dice:
- Síiiii, secador.