Ya llevaba tiempo avisando.
- Un día de estos me véis por aquí.
Ante su impaciencia, sus padres siempre le decían lo mismo, "espérate un poco, no tengas prisa, ya tendrás tiempo de venir y estar aquí..."
Pero Bruno tenía muchos sueños que cumplir. Muchas cosas que ser. Aviador, motorista, astronauta, atleta... siempre pensaba en llegar el primero. Y tenía que llegar el primero.
Dos meses antes.
Y así sucedió. Una madrugada de diciembre, desde lo más dentro de su madre, habló.
- Ya estoy aquí.
- ¿Ya?
- Sí, ya... quiero ver de dónde viene la música, los olores, tocar cosas suaves, ásperas, rugosas... sentir vuestra piel, saborear... ¿qué es una pelota Mamá?...
- Ya, Papá - avisó su madre.
- ¿Ya?, pero... pero, ¿ya?
- Que no sabe qué es una pelota, dice...
- ¿Que no sabe qué es una pelota...?
Y su madre asintió con una mirada aterradoramente tranquila.
- Está bien. Vamos allá. - dijo su padre.
Tras un terremoto de algunas horas, Bruno pasó a llenar una ropa que le estaba esperando desde hace meses. A regalar su presencia a los que tenía cerca. Derramando su ser por todos los rincones de la habitación...
Y aquí está, queriendo ser el primero en todo, hablándole al mundo a los ojos.
Y aunque un poco tarde: ¡¡Bienvenido, Bruno!!
18 marzo 2010
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