Lo hemos hecho... somos crueles. Primero se lo damos y luego se lo quitamos.
Quien se había convertido en su mejor amigo nocturno, compañero de cuna, se fue.
- ¡¿Tete?!
- Se ha ido con otro nene, hija.
- Nene... - asentía ella.
- Otro nene que no sabía dormir.
- "Omí".
- Se ha ido para ayudarle.
- "Aual-le".
- ¿Sí?
- "Zí"
Ayer, aprovechando la nueva etapa que se le presenta con el cambio de guarde dentro de 15 días, decidimos despedirnos del tete. Y no podemos decir que el vicio fuera grande, ya que sólo se lo ponía al dormir la siesta y al irse a la cama. Y al despertarse, le decíamos que el tete debía descansar, que había trabajado mucho esa noche. ¡Si hasta lo arropábamos y todo!
- ¡Sssssshhh!... el tete está durmiendo
- Tete. Omí. ¡¡Ssssshhh!!
Pero la cosa se estaba tornando un tanto jodida. Más que nada, porque cuando veía el chupete, sacaba la lengua y gritaba: "¡¡Teteeeeee!!"
En la siesta no tuvo opción de pedirlo, ya que estuvimos todo el día y buena parte de la tarde "cansándola". Cayó fulminada en la cama de Mamá y Papá después de hacer salto libre y llevarse un "cosqui" en la cabeza.
El dilema llegaba por la noche. Aprendió de la tarde y sabía que podía permitirse ciertos caprichos. Pero al final y tras varias explicaciones, localizamos al tete en la boca de otro nene en la India.
Ante este tipo de cosas sólo cabe actuar como Disney: "Todas las desgracias son accidentes naturales" (bueno, lo de Mufasa yo lo llamaría "excepción").
Ha pasado una muy buena noche y sólo ha "piado" (como le decimos nosotros) una vez acordándose de él. Pero se ha calmado enseguida y se ha vuelto a dormir.
Podemos decir que Daniela es una campeona, y nos ha vuelto a demostrar que tiene mucha fuerza. Y por otro lado, debemos aplaudir el esfuerzo que está desempeñando con este cambio, que sin duda sabemos que le está costando.
Ánimo, hija. Ya queda un empujoncito.
02 septiembre 2008
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